En este mundo de nuevas tecnologías, los espectadores buscan implicarse en las obras de teatro y no ser meros espectadores.
Pero esto no es nuevo, el dramaturgo brasileño Augusto Boal desarrolló en los años setenta, una obra en la cual los espectadores explicaban a los actores cómo debían comportarse o representaban ellos mismos una escena.
Ahora podemos hacer lo mismo pero de manera más interactiva por medio de mandos de votación. Cada espectador dispone de un mando y según se va desarrollando la obra aparecen preguntas en la pantalla, estos responden a las preguntas con la respuesta que prefieren, provocando que la obra de teatro vaya cambiado pregunta a pregunta. Ninguna obra es igual a la anterior y el final también va cambiando. El público se convierte en dramaturgo y desarrolla la obra a su gusto.