
¿Y cómo lo hacen? ¿Utilizan acaso un nuevo material? Pues sencillamente optimizan mejor esta batería gracias a procesadores inteligentes que, como una madre ahorradora que apaga las luces cuando no son necesarias, desconecta funciones no esenciales y esto redunda en un mayor periodo de uso de la batería.
De todas manera, para hacernos con un portátil con una larga autonomía, deberemos detenernos a valorar los siguientes detalles. Así, las pantallas cuanto más grandes, nítidas y brillantes sean, acarreará un mayor gasto de energía. También la resolución incide en este aspecto. Por supuesto, el chip desempeña un papel importante. En este sentido, hemos de decantarnos por aquellos que sean Core de quinta generación.
Es posible hablar de una cierta «higiene» en los aparatos, que pasa por desactivar todas aquellas aplicaciones que no utilizamos. Otro truco consiste en retirar los CD y DVD que no se vayan a usar porque si detectan un disco lo hacen girar y ello implica un consumo de energía.
Por desgracia y a pesar de estos avances, el principal caballo de batalla de las baterías sigue siendo su escasa vida útil ya que se deterioran rápidamente. Lo cierto es que éstas duran poco porque se les exige mucho. De hecho, resulta evidente que un teléfono convencional tardará una semana e incluso dos en dejarnos en la estacada, mientras que uno inteligente nos dejará desamparados en un día (con suerte, en dos).
