
Y uno de estos afortunados ha resultado ser España. Así, la semana pasada se estrenó este centro de «espionaje» con cuatro empleados fijos a los que se sumarán ocho más que irán rotando, puesto que Nestlé concibe estos espacios como una estancia formativa que servirá para que sus trabajadores aprendan los engranajes del mundo digital.
Las oficinas cuentan con enormes pantallas donde en vez de escudriñar el despegue de naves espaciales (pues tiene pinta de albergar la sede de la Nasa), hurgarán en las redes sociales y, seguramente, el emplazamiento español (Barcelona) repetirá el triunfo de su predecesora como comenta el máximo responsable digital de la marca, Pete Blackshaw: “El centro de Suiza, que también sirve como incubadora de ideas y proyectos, ha sido un éxito y otras empresas quieren saber de él y nos piden que les hagamos un tour”.
Y para qué sirve tanto dispendio, pues para esto: “Hace poco hicimos un envase muy bonito para Eko, con un tipo nuevo de tapa, pero vimos que la gente comentaba en Facebook que les costaba mucho cerrarla y volvimos a la tapa clásica de rosca. La gente es muy abierta explicándote su experiencia con el producto y es importante escucharla y abordar siempre la situación como una oportunidad”.
Lo cierto es que entendemos que Nestlé haya decidido invertir en el frente digital, pues ya cuenta con demasiadas batallas perdidas por culpa de su mala gestión 2.0 donde lo de menos es un envase que no se abre a la primera.
