Recientemente se publicó en el BOE un anunció de licitación por el cual se aprobaba la compra de reemplazos de teléfonos móviles para los diputados del Congreso. Esto que en principio puede parecer una noticia de escaso calado no deja de llamar la atención, puesto el gasto aprobado ronda los 1,2 millones de euros y los dispositivos de los que gozarán sus señorías serán ni más ni menos que los últimos modelos del iphone13 Pro, exactamente 550 dispositivos con un valor nominal de 1.159 euros, si le añadimos el coste de los servicios contratados relacionados el precio de cada terminal puede alcanzar los 1.500 euros. Adicionalmente se adquirirán 275 unidades del Samsung Galaxy A53, a 449 euros la unidad.

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Resulta llamativo que en la situación económica y geopolítica actual, marcada por una inflación disparada que ya supera el 10% y la pérdida de poder adquisitivo que conlleva para los ciudadanos, el gobierno apruebe semejante gasto en renovar los terminales móviles de los diputados del Congreso. Desde la cámara baja no se dejan de hacer llamamientos y avisos a los ciudadanos para que se «aprieten el cinturón», aprobando medidas tales como limitar la temperatura del aire acondicionado o la iluminación de los escaparates, y avisando de la llegada de un invierno durísimo, y de una crisis económica difícil ya de ocultar, como podemos comprobar cada vez que llenamos el depósito del coche o la cesta de la compra.

Es por tanto, que esta medida razonablemente desmedida ha levantado un importante revuelo en la sociedad española. Cualquiera puede comprender que nuestros cargos públicos necesiten terminales móviles para desempeñar su trabajo de forma más eficaz, pero la gente de a pie podría cuestionarse si es ético en el actual contexto de crisis económica, aprobar semejante gasto en renovar los terminales de sus señorías, máxime cuando hablamos del modelo más caro y avanzado del mercado. Un modelo cuyas prestaciones exceden notablemente las necesidades del cargo de quienes los disfrutarán.

Cabe pensar, por tanto, que las reglas del juego no son las mismas para todos, y que aquellos que desde sus torres de marfil nos exigen sacrificios a los ciudadanos, no son capaces de cumplir con su parte del papel, limitando los gastos superfluos e innecesarios, como podría ser la compra de móviles de última generación a precios desorbitados. No hay que olvidar que hasta la fecha sus señorías cuentan con el modelo de iphone8 para cumplir con sus tareas, un terminal al que no pueden aspirar por su coste la mayoría de los españoles.

En definitiva, avanzamos inexorablemente hacia una crisis galopante sin precedentes en nuestro país, muchas familias pasarán apuros, pequeños comercios cerrarán, pero sus señorías podrán consultar las catastróficas cifras desde su iphone13, y es que las penas con pan, son menos.

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